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Con muy pocas ganas de hablar antes de conocer la sentencia y menos aún con los más de 1.200 folios bajo el brazo. La Audiencia Provincial condena a Rodrigo Rato a cuatro años y nueve meses de prisión por tres delitos contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales y corrupción entre particulares. La Audiencia considera probado que el exdirector del FMI y vicepresidente del Gobierno incrementó su patrimonio de forma injustificada en más de 15,5 millones de euros entre los años 2005 y 2015. Ahora, el tribunal, además, le impone una multa que supera los dos millones y tendrá que pagar otro medio millón a Hacienda. La juez dicta que ocultó dinero a en el extranjero y facturó servicios de asesoría a través de sociedades instrumentales. También tenía obligación de presentar la declaración de la renta en España a pesar de residir durante varios años en Washington. La investigación de este juicio comenzó hace casi una década, se han analizado miles de documentos en un proceso judicial eterno. Rato ya fue condenado en 2018 y enviado a prisión por el uso fraudulento de las llamadas ‘tarjetas black’. Su buena conducta y su edad hicieron que saliera antes de la cárcel.

-Redacción-