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Ana María quiere justicia, por sus dos, como ella les llama, por su hijo y su marido. "Quiero que acaben todos donde tienen que acabar" dice. Perdió a su hijo Javier, de 3 años, y a su marido también Javier, de 51, y cuando Ana María recuerda, describe la riada como lo más parecido a un tsunami que nunca ha visto. Su familia estaba en el lugar de trabajo del marido, una finca de cuatro plantas. La finca colapsó y cayó la mitad de ella con su marido dentro. A los 10 minutos cayeron ella, su hijo Javier, y su otra hija, con la mala suerte de que al pequeño le cayó una viga encima y lo mató en el acto. Su hija sobrevivió junto a ella, entre los escombros, con el pequeño Javier, ya sin vida, a su lado, aguantando el frío, el ruido del agua, la lluvia y la impotencia de no poder ayudar ni recibir ayuda. Un sinfín de llamadas sin señal dejaron sin respuesta y sin aliento a una madre que vuelve a revivir cada hora, minuto y segundo de la tragedia antes de hablar con la juez con la única motivación de que haya respeto por las víctimas y las famlias y justicia.

-Redacción-